Esa
mañana a Sara le costó tanto trabajo levantarse como le costó
quedarse dormida la noche anterior, aunque había intentado por todos
los medios no pensar en el hecho de que Lucas volvía a ser parte de
su vida, no había podido evitar recordar tantos momentos vividos
junto a él cuando después de darse una ducha se metió en su nueva
y espaciosa cama.
-Sara-
la llamó Lena abriendo lentamente la puerta de su habitación- he
preparado café y tostadas ¿vienes?
-Sí,
ahora mismo- contestó incorporándose- gracias Lena, eres la mejor
compañera de piso que he podido encontrar.
-Lo
sé- dijo la morena divertida antes de salir de la habitación.
Sara
se levantó, se vistió con vaqueros, botas y un jersey gris, dejo su
pelo suelto y cogió la placa y la pistola antes de salir a la sala,
donde Lena ya estaba desayunando mientras veía las noticias. Fue a
la cocina a prepararse su colacao calentito y se sentó en la mesa
junto a su compañera.
-Ha
salido lo de Sokolov- informó Lena mientras Sara untaba mermelada en
un trozo de pan- desde aquí el enfado de Lucas me acojona mucho más.
-¿Qué
enfado?- Sara aún estaba algo dormida esa mañana.
-Oh
venga ya- exclamó Lena asombrada- tendrías que haberle visto cuando
le dije que habías entrado, en los años que lleva aquí no le había
visto nunca tan fuera de sí y mira que es de esos que se enfada
fácilmente.
-Pues
no sé- se encogió de hombros haciéndose la tonta- supongo que le
molestó que entrara sin su consentimiento.
-Eso
será- aceptó Lena volviendo a mirar a la pantalla.
-¿Cuánto
tiempo hace que el inspector Fernández trabaja en esa comisaría?-
preguntó Sara intentando sacar en claro algo de lo que había pasado
en la vida de Lucas en esos cuatro años, tendría que arreglárselas
de alguna forma porque jamás se lo preguntaría a él.
-Dos
años- contestó Lena- vino recomendado por la Interpol, al parecer
había participado en una misión muy arriesgada en España y
necesitaba salir y trabajar fuera de Europa para protegerse a sí
mismo y a su hermana pequeña.
-¿Su
hermana pequeña?- Sara se sorprendió más de lo que sería normal
ante la mención de Carlota y Lena lo notó, pero lo dejó correr-
¿vive con él?
-No,
la chica está estudiando en Washington- le contó- pasa con Lucas
las vacaciones y algunos fines de semana, creo que tiene más o menos
tu edad, quizás un año o dos menos- se quedó pensativa- Lucas es
mucho mayor que ella.
“Y
mucho mayor que yo” pensó Sara, ese ha sido siempre el problema.
Ahora Sara tenía 22 años y Lucas 38, y aunque ella se consideraba
bastante más madura que cuatro años atrás, era obvio que la gente
la seguía viendo como una chiquilla al lado de Lucas.
-¿Entonces
Lucas vive sólo?- no se imaginaba a Lucas viviendo sólo, en su
memoria Lucas vivía con Mariano, o incluso con Silvia si echaba la
vista aún más atrás.
Lena
la miró durante unos imperceptibles segundos en silencio, desde
pequeña había sido observadora, y aunque era normal que una persona
se interesara por el que iba a ser su jefe a partir de entonces, le
pareció extraña la actitud interesada pero a la vez indiferente de
Sara hacia la vida del inspector.
-No,
bueno ahora sí- contestó al fin apartando las paranoias de su
mente, tantos meses de investigaciones difíciles le estaban pasando
factura- lleva meses viviendo con una periodista francesa, Valérie,
pero ahora ella está pasando unos meses en Canadá y se ven cuando
pueden.
Sara
se dio cuenta de que se había quedado con la taza del colacao parada
justo delante de sus labios y se apresuró a beber un sorbo que le
diera unos segundos para asimilar las últimas palabras de Lena.
Lucas estaba viviendo con una mujer, y no sabía porque se sorprendía
tanto cuando ella había estado incluso prometida con Dex, pero lo
cierto era que le sorprendía y en el fondo también le molestaba que
él hubiera sido capaz de rehacer su vida. Se sintió algo egoísta
al darse cuenta de eso, pero nunca se engañaría a sí misma.
Imaginarse a Lucas con una francesa de cara angelical y sonrisa
seductora le hizo sentirse de nuevo como la Sara de 13 años que
quería correr a su habitación a llorar cada vez que lo veía con su
tía Silvia.
-¡Sara!-
gritó Lena agitando la mano delante de ella para que reaccionara.
-¿Qué?-
preguntó saliendo de sus recuerdos.
-Te
has quedado como ida- dijo levantándose para recoger las cosas de la
mesa, no le apetecía otra bronca de Lucas por llegar tarde- anda
vamos a darnos prisa o Lucas nos usará de diana en la sala de tiro.
Sara
rió ante el temor casi irracional que le tenía Lena a Lucas, aunque
después pensó que para cualquiera que no le conociera tanto como
ella le conocía, Lucas Fernández debía parecer uno de esos polis
duros y algo locos que no percibe los sentimientos de los demás. Sin
embargo, ella sabía cuán cariñoso y comprensivo podía ser y cómo
podía llegar a arriesgar su vida por las personas a las que quería.
Llegaron
a comisaría cuando ni siquiera Cristine había aparecido por allí,
así que Lena le estuvo enseñando las demás partes de la comisaría
y después ambas fueron a una de las salas de tiro y estuvieron
practicando durante un rato.
-Voy
a bajar a ayudar a Peter con el informe de ayer- dijo Lena quitándose
las gafas y los cascos de protección- ¿te quedas aquí?
-Sí-
dijo Sara- necesito soltar adrenalina, esto del traslado me ha tenido
un poco presionada.
-Claro-
asintió la morena- te veo luego jefa.
-Leeeena-
la regañó por llamarla así, pero Lena no le hizo caso y salió de
la sala de tiro riendo.
Muy bueno pero quiero más Lucas con Sara! <3 <3 <3 Muchas gracias por el esfuerzo
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