lunes, 12 de septiembre de 2011

7 de Noviembre de 2010/ Parte 1


Esa mañana a Sara le costó tanto trabajo levantarse como le costó quedarse dormida la noche anterior, aunque había intentado por todos los medios no pensar en el hecho de que Lucas volvía a ser parte de su vida, no había podido evitar recordar tantos momentos vividos junto a él cuando después de darse una ducha se metió en su nueva y espaciosa cama.

-Sara- la llamó Lena abriendo lentamente la puerta de su habitación- he preparado café y tostadas ¿vienes?

-Sí, ahora mismo- contestó incorporándose- gracias Lena, eres la mejor compañera de piso que he podido encontrar.

-Lo sé- dijo la morena divertida antes de salir de la habitación.

Sara se levantó, se vistió con vaqueros, botas y un jersey gris, dejo su pelo suelto y cogió la placa y la pistola antes de salir a la sala, donde Lena ya estaba desayunando mientras veía las noticias. Fue a la cocina a prepararse su colacao calentito y se sentó en la mesa junto a su compañera.

-Ha salido lo de Sokolov- informó Lena mientras Sara untaba mermelada en un trozo de pan- desde aquí el enfado de Lucas me acojona mucho más.

-¿Qué enfado?- Sara aún estaba algo dormida esa mañana.

-Oh venga ya- exclamó Lena asombrada- tendrías que haberle visto cuando le dije que habías entrado, en los años que lleva aquí no le había visto nunca tan fuera de sí y mira que es de esos que se enfada fácilmente.

-Pues no sé- se encogió de hombros haciéndose la tonta- supongo que le molestó que entrara sin su consentimiento.

-Eso será- aceptó Lena volviendo a mirar a la pantalla.

-¿Cuánto tiempo hace que el inspector Fernández trabaja en esa comisaría?- preguntó Sara intentando sacar en claro algo de lo que había pasado en la vida de Lucas en esos cuatro años, tendría que arreglárselas de alguna forma porque jamás se lo preguntaría a él.

-Dos años- contestó Lena- vino recomendado por la Interpol, al parecer había participado en una misión muy arriesgada en España y necesitaba salir y trabajar fuera de Europa para protegerse a sí mismo y a su hermana pequeña.

-¿Su hermana pequeña?- Sara se sorprendió más de lo que sería normal ante la mención de Carlota y Lena lo notó, pero lo dejó correr- ¿vive con él?

-No, la chica está estudiando en Washington- le contó- pasa con Lucas las vacaciones y algunos fines de semana, creo que tiene más o menos tu edad, quizás un año o dos menos- se quedó pensativa- Lucas es mucho mayor que ella.

Y mucho mayor que yo” pensó Sara, ese ha sido siempre el problema. Ahora Sara tenía 22 años y Lucas 38, y aunque ella se consideraba bastante más madura que cuatro años atrás, era obvio que la gente la seguía viendo como una chiquilla al lado de Lucas.

-¿Entonces Lucas vive sólo?- no se imaginaba a Lucas viviendo sólo, en su memoria Lucas vivía con Mariano, o incluso con Silvia si echaba la vista aún más atrás.

Lena la miró durante unos imperceptibles segundos en silencio, desde pequeña había sido observadora, y aunque era normal que una persona se interesara por el que iba a ser su jefe a partir de entonces, le pareció extraña la actitud interesada pero a la vez indiferente de Sara hacia la vida del inspector.

-No, bueno ahora sí- contestó al fin apartando las paranoias de su mente, tantos meses de investigaciones difíciles le estaban pasando factura- lleva meses viviendo con una periodista francesa, Valérie, pero ahora ella está pasando unos meses en Canadá y se ven cuando pueden.

Sara se dio cuenta de que se había quedado con la taza del colacao parada justo delante de sus labios y se apresuró a beber un sorbo que le diera unos segundos para asimilar las últimas palabras de Lena. Lucas estaba viviendo con una mujer, y no sabía porque se sorprendía tanto cuando ella había estado incluso prometida con Dex, pero lo cierto era que le sorprendía y en el fondo también le molestaba que él hubiera sido capaz de rehacer su vida. Se sintió algo egoísta al darse cuenta de eso, pero nunca se engañaría a sí misma. Imaginarse a Lucas con una francesa de cara angelical y sonrisa seductora le hizo sentirse de nuevo como la Sara de 13 años que quería correr a su habitación a llorar cada vez que lo veía con su tía Silvia.

-¡Sara!- gritó Lena agitando la mano delante de ella para que reaccionara.

-¿Qué?- preguntó saliendo de sus recuerdos.

-Te has quedado como ida- dijo levantándose para recoger las cosas de la mesa, no le apetecía otra bronca de Lucas por llegar tarde- anda vamos a darnos prisa o Lucas nos usará de diana en la sala de tiro.

Sara rió ante el temor casi irracional que le tenía Lena a Lucas, aunque después pensó que para cualquiera que no le conociera tanto como ella le conocía, Lucas Fernández debía parecer uno de esos polis duros y algo locos que no percibe los sentimientos de los demás. Sin embargo, ella sabía cuán cariñoso y comprensivo podía ser y cómo podía llegar a arriesgar su vida por las personas a las que quería.

Llegaron a comisaría cuando ni siquiera Cristine había aparecido por allí, así que Lena le estuvo enseñando las demás partes de la comisaría y después ambas fueron a una de las salas de tiro y estuvieron practicando durante un rato.

-Voy a bajar a ayudar a Peter con el informe de ayer- dijo Lena quitándose las gafas y los cascos de protección- ¿te quedas aquí?

-Sí- dijo Sara- necesito soltar adrenalina, esto del traslado me ha tenido un poco presionada.

-Claro- asintió la morena- te veo luego jefa.

-Leeeena- la regañó por llamarla así, pero Lena no le hizo caso y salió de la sala de tiro riendo.

jueves, 25 de agosto de 2011

6 de Noviembre de 2010/ Parte Final.


Sara!- habló al micrófono- sal de ahí.

-En eso estoy- informó Sara saliendo de las estanterías- ¿recibís las imágenes?

-Sara sal de ahí ya, joder- repitió Lucas en español, Lena y Ron se miraron sin entender una palabra.

Sara rodó los ojos ante la actitud de Lucas, definitivamente le había herido el orgullo al tomar la decisión de entrar sin consultarle. Escuchó la puerta del almacen abrirse y corrió a esconderse tras una estantería llena de maletines negros. Abrió uno de ellos muy lentamente y se quedó petrificada al ver que eran pistolas.

-Lucas- lo llamó por el micro al mismo tiempo que miraba a través de los maletines como Sokolov y el que parecía ser su comprador hablaban- esta gente no solo trafica con drogas.

-¿Qué quieres decir?- le preguntó en inglés mientras él también veía a Sokolov a través de la cámara, pero no la veía a ella.

-Que aquí hay armas- dijo Sara- y Lucas.

-¿Qué?- Lucas comenzaba a impacientarse, quería verla salir de ese puto almacen ya.

-Voy a intervenir- fue lo último que dijo antes de desconectar el micrófono.

Lucas tardó apenas unos segundos en colocarse el chaleco antibalas y bajar del furgón de un salto.

-Lena ven conmigo- ordenó- y Ron llama a comisaría y pide refuerzos.

Después sin volver a mirar atrás echó correr hacia el almacén como si su vida dependiera de ello, escuchó los pasos de Lena tras de él. Al llegar a la puerta del edificio sacó la pistola y miró a Lena, asintió y ambos entraron al almacén.

-¡Policía, arriba las manos!- gritó Lucas viendo como Sara tenía a Sokolov a punta de pistola con las manos en la cabeza, al menos así había conseguido que ninguno de los dos gorilas que la apuntaban con sus pistolas le dispararan.

Lena se encargó de esposar a los guardaespaldas después de hacerles tirar las armas y Lucas redujo al socio de Sokolov mientras Sara esposaba al narco. Cuando salieron del almacén ya habían llegado los refuerzos, así que metieron a los detenidos en los coches patrullas.

-¿Qué ha pasado aquí Fernández?- preguntó Cristine llegando al lugar en su coche, probablemente estaría aún en comisaría cuando llegó el aviso de Ron.

-Que hemos detenido a Sokolov- se limitó a contestar antes de dirigirse a Sara, que estaba hablando con varios agentes.

-Las armas están en maletines- le escuchó decir al llegar- creo que son sólo pistolas, pero no estoy segura.

-Entrad y confiscarlo todo- intervino Lucas rápidamente, los agentes asintieron y se dirigieron al almacén, Lucas miró a Sara con la mandíbula apretada, quería gritarle por haber entrado al almacén sin su permiso y después haber intervenido sola- ¿estás bien?- fue lo que le preguntó finalmente.

Sara asintió mirándole fijamente, creía que Lucas iba a ponerse a gritar y a soltar palabrotas como hacía en San Antonio cuando las cosas no salían como él había planeado, pero en vez de eso Lucas permaneció impasible a solo un metro de distancia con los ojos fijos en ella.

-Te quiero ver mañana a primera hora en mi despacho- le informó- si crees que vas a hacer lo que te dé la gana estás equivocada.

Dicho eso se dio la vuelta y fue ha hablar con Cristine. Sara se quedó mirándole hasta que Lena apareció a su lado.

-¿Estás bien Sara?- preguntó guardando su pistola.

-Sí, perfectamente- contestó sonriendo- ¿nos vamos?

-Claro- Lena frunció el ceño ante la mirada tan extraña que había en los ojos de la chica- tengo el coche aquí cerca.

martes, 23 de agosto de 2011

6 de Noviembre de 2010/ Parte VI


Hola- saludó.

-Tú debes ser la subinspectora Miranda ¿no?- preguntó el chico, Sara asintió sonriendo- yo soy el agente Ron Humprey, a tus ordenes.

-Encantada Ron- dijo alargando la mano, el chico la ayudo a subir al furgón- pero puedes llamarme Sara.

-Vale- el chico se encogió de hombros y se sentó de nuevo junto a Lena.

-Hola Sara- dijo la chica sin dejar de mirar los monitores que retransmitían en directo lo que pasaba en la puerta del almacén.

-Hola Lena- contestó tomando asiento junto a ella, soltó la pistola en un lado y observó los monitores- bonito equipo.

-Lo ha financiado la Interpol para casos como este- le informó Ron.

-¿Qué tal la tarde? ¿algo sospechoso?

-Nada- Lena se echó hacia atrás en la silla y bostezó- estoy muerta y aquí no aparece nadie.

-¿Hay cámaras dentro del almacén?- preguntó de pronto.

-¿Dentro?- preguntó Ron sorprendido- no, claro que no.

-¿Por qué?- volvió a preguntar.

-¿Cómo que por qué?- intervino Lena- porque no se puede entrar ahí.

-Sí que se puede- corrigió Sara.

-¿Tienes la llave o qué?- Lena estaba contrariada con las preguntas de Sara, era obvio que no se podía entrar, la puerta permanecía cerrada a no ser que entrara alguna furgoneta.

-No, pero se puede entrar por el ventanal- dijo señalando hacia la parte alta del almacén donde había un gran ventanal, la escalera de incendios permitía llegar hasta él con relativa facilidad.

Lena y Ron siguieron la dirección del dedo de la subinspectora y luego se miraron entre ellos.

-¿Y luego qué?- preguntó Lena- ¿Saltamos hacia dentro del almacén desde esa altura?

Sara estudió las posibilidades por unos segundos, era experta en buscar alternativas y sobre todo si eran arriesgadas, eso era lo que le gustaba de su trabajo.

-Sería cuestión de encontrar una buena cuerda- explicó- uno de nosotros se quedaría fuera y la amarraría a la escalera y otro bajaría usándola.

Lena meditó las palabras de Sara, era un buen plan, sin duda, pero era arriesgado, el que entrara se arriesgaba a que le pillaran dentro del almacen porque en realidad nadie sabía si dentro había alguien en esos momentos.

-Es muy arriesgado Sara- concluyó Lena- podrían pillarnos dentro del almacén.

-Entraré yo- dijo Sara viendo claro su plan- es necesario saber qué hay dentro de ese almacén y poner una cámara para tener pruebas del posible intercambio.

-Subinspectora, con todo el respeto- intervino Ron- creo que para eso necesitaríamos el consentimiento del inspector Fernández.

Sara lo pensó unos segundos, probablemente sería lo más sensato pedirle permiso a Lucas sobre eso, pero tenía la sospecha de que él no permitiría que ella entrara, así que tomó una decisión.

-No hay tiempo, debemos actuar antes de que llegue Sokolov- explicó a los dos agentes perplejos- estoy segura de que el inspector Fernández estará de acuerdo en que esto es necesario.

Ron y Lena volvieron a mirarse y se encogieron de hombros, al fin y al cabo, Sara era su superior, el plan era muy bueno y no había tiempo que perder.

-De acuerdo- dijo Lena al fin- creo que en la parte delantera del furgón hay una cuerda de unos diez metros, yo iré contigo para asegurar la cuerda y esperaré a que salgas.

-No- corrigió Sara antes de pasar a la parte delantera para coger la cuerda- aseguraras la cuerda y volverás aquí con Ron, llevaré un micrófonos para comunicarme con vosotros.

-Subinspectora- volvió a intervenir el pelirrojo- sólo veo un problema.

-¿Cuál?- Sara volvió a la parte trasera con la cuerda en la mano.

-¿Cómo va a salir luego del almacén?- Lena miró a Sara expectante, no se le había pasado por la cabeza ese detalle pero esperaba que a ella sí.

-Usare la misma cuerda- contestó- en Chicago me entrenaron para escalar paredes con una parecida a esta.

-Vaya- murmuró Lena asombrada.

Sara preparó todo a conciencia con los dos agentes, buscaron la forma de colocar los micrófonos y encontraron una microcámara para instalarla dentro del almacén, repasaron el plan y finalmente Lena y ella salieron del furgón en dirección al edificio. El almacén estaba de esquina y la escalera de incendio quedaba oculta a cualquiera que se pusiera en la puerta principal, pero aún así Ron tenía ordenes de avisar si cualquier coche se acercaba a la entrada.

Sara subió las escaleras seguida de Lena, al llegar arriba hicieron varios nudos con la cuerda en la baranda y la lanzaron hacia dentro del almacén.

-Sara ten mucho cuidado- le advirtió Lena- no sabemos si ahí dentro hay alguien.

-Descuida- dijo con una sonrisa- vuelve con Ron en cuanto notes que afloja la cuerda, te mantendré informada.

-A tus ordenes- contestó la morena.

A Sara no le fue nada difícil llegar al suelo del almacén, estaba en forma porque salía a correr a menudo y había realizado esa práctica muchas veces en la academia. El almacén estaba a oscuras, la única iluminación era la luz de las farolas que se filtraban por los altos ventanales. Había un sinfín de estanterías y cajas por todas partes, no parecía haber nadie por allí, así que con la pistola en la mano y mucho cuidado se dirigió a las estanterías.

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Lucas había ido a su apartamento después acabar con las dianas de la sala de tiro, se había dado una ducha para relajarse y despejar la mente y después de cenar algo se dirigió al almacén, cuando aparcó el coche en una de las calles cercanas eran solo las diez de la noche, pero no estaba dispuesto a seguir dando vueltas por su piso como si estuviera enjaulado.

Llamó dos veces a la puerta del furgón y Lena le abrió la puerta. En cuanto vio la sorpresa en la cara de la agente supo que algo pasaba.

-Buenas noches- saludó subiendo al furgón, Ron tenía la misma cara de sorpresa así que frunció el ceño- ¿qué coño pasa? ¿dónde está la subinspectora Miranda?- Sara era de las que llegaba tarde al colegio, así que esperaba que no llevara una hora de retraso.

-En el almacén- contestó Lena que había tapado el micrófono por el que se estaba comunicando con Sara.

-¡¿Qué?!- exclamó Lucas con los ojos muy abiertos.

-Ha entrado para colocar una cámara- explicó Ron levemente encogido ante la rabia en los ojos de Lucas.

Lucas se quedó alucinado por unos segundos, Sara había entrado al almacén sin ni siquiera consultarle, sentía como la sangre le ardía por dentro. No quiso imaginarse como demonios había conseguido entrar en el edificio, era Sara y al fin y al cabo no había cambiado tanto. Seguía estando jodidamente loca. Miró la mano de Lena sobre uno de los micrófonos y supo que Sara llevaba otro.

-Aparta- le ordenó a Lena colocándose delante del aparato- ¡Sara!- exclamó.

Sara paró en seco al oír la voz de Lucas a través del micro, estaba a punto de terminar de instalar la cámara.

-¿Qué?- preguntó en inglés, sabiendo que los demás estarían escuchando.

-Estás como una puta cabra, Sara- contestó Lucas también en inglés, Lena frunció el ceño ante la familiaridad con la que se dirigía a la chica- sal de ahí ahora mismo.

-Estoy terminando de instalar la cámara- le informó siguiendo con la labor.

-¡Ni cámara ni leches!- le volvió a gritar- te quiero fuera en cinco minutos.

-No he entrado para nada- Sara sabía que Lucas podía abrirle un expediente por indisciplina, pero le dio igual- tardo dos minutos en terminar.

Lucas se llevó las manos a la cabeza, definitivamente Sara no había cambiado y su principal objetivo seguía siendo volverlo loco de remate.

-Inspector- le llamó Ron alarmado, Lucas le miró con la desesperación en la mirada- mire.

Lucas siguió la mirada del chico hasta ver en uno de los monitores como dos coche de alta gama llegaban a la puerta del almacén a la misma vez que la cámara que Sara había instalado comenzaba a transmitir imágenes. Lucas entró en pánico.

-Acerca la cámara Humprey- ordenó, este lo hizo inmediatamente y los tres vieron como de un coche bajaba Nikolay Sokolov acompañado de uno de sus hombres y de otro un desconocido enchaquetado con otro gorila, se dirigían a la puerta del almacén.

A Lucas se le aceleró el pulso, Sara estaba en peligro.

lunes, 15 de agosto de 2011

6 de noviembre de 2010/ Parte V


Sara se enjuagó la cara con agua fría en el lavabo del vestuario, después de que Lucas le asignara una tarea y quedaran en verse a las 11 había corrido hacia el vestuario y había pasado diez minutos llorando dentro de una de las duchas, le había venido bien porque no había otra forma de que descargara todo lo que sentía tras volver a ver a Lucas. Después de cuatro años le había costado mucho no abrazarlo y ponerse a llorar desconsoladamente. Su nuevo puesto presentaba más complicaciones de lo que hubiera podido imaginar. Hace cinco años Sarita hubiera flipado con la idea de hacer guardia de noche con Lucas en una furgoneta los dos solos, pero ahora lo veía como una tortura, como si se fuera a quedar sin aire en el momento que lo viera aparecer allí.

Salió del vestuario y le pidió a Peter un informe sobre el caso Sokolov, cuando este se lo entregó salió de comisaría y cogió un taxi que la llevó a casa. Una vez en el apartamento se dedicó a estudiar bien todo lo que había en el informe, fotos, esquemas, resúmenes de guardias, nombres, fechas, todo, absolutamente todo lo que pudiera resultarle útil. A las siete de la tarde sonó su teléfono móvil, se extrañó de que fuera su madre porque en España debía ser medianoche más o menos.

-Hola mamá- saludó al descolgar.

-Hola hija- la voz de Lola sonaba algo cansada pero contenta- ¿cómo estas? ¿qué tal el viaje?

-Bien mamá, estoy bien- mintió, no estaba bien en absoluto- el viaje ha sido corto y tranquilo.

-¿Y la chica esta, Lena, qué tal es?- preguntó preocupada por quien iba a vivir con su hija.

-Es muy simpática y el apartamento es precioso- contestó sinceramente, sabía que se llevaría muy bien con Lena.

-Me alegro- dijo Lola- ¿has ido ya a tu nueva comisaría? ¿has conocido a más compañeros?

La cara de Lucas pasó por la mente de Sara como un rayo, decidió que tenía que contarle a su madre la verdad, Lola se pondría muy contenta al saber que Lucas estaba bien.

-Sí, los he conocido- suspiró- mamá...

-¿Qué pasa Sara?- Lola notó el bajón en la voz de su hija e inmediatamente un nudo de preocupación se formó en su garganta.

-Es que...- Sara pensó la mejor forma de decirle algo que era tan inverosímil- mi nuevo jefe es...

-¿Qué pasa Sarita por Dios?- se impacientó la mujer- ¿te ha tratado mal tu jefe?

-Es Lucas mamá- soltó sin querer alargarlo más.

-¡¿Qué es quién?!- a Lola casi se le cae el teléfono de las manos al oír eso- ¿has dicho Lucas? ¿Lucas Fernández?

-Sí mamá- contestó hundiéndose lentamente en el sofá negro- Lucas es el inspector de policía de la comisaría en la que trabajo ahora.

-Pero...pero...-a Lola casi no llegaba sangre al cerebro- no puede ser, ¿Lucas en Nueva York?

-Así es- asintió- y no creas que a mí no me ha sorprendido, no sé como he salido de ese despacho entera.

-Pero Sara, ¿cómo está? ¿está bien?- preguntó su madre preocupada y contenta de saber de nuevo del que había sido como un hijo para ella.

-Sí, está bien- Sara recordó la imagen de Lucas- algo cambiado, pero bien.

-¿Sabía él que ibas a ir a trabajar a esa comisaría?

-No, se ha sorprendido tanto como yo- le contó- ni siquiera era capaz de hablar al principio.

-Me lo imagino- Lola sabía por Mariano lo que había sufrido Lucas después de que Sara se fuera sin permitir a nadie que le dijera a él donde estaba, solo entonces Paco había comprendido que Lucas amaba a Sara más de lo que cualquier hombre había amado jamás- supongo que ha sido muy duro para los dos.

-Mucho- Sara volvió a notar los ojos humedecidos y supo que tenía que colgar para que su madre no la escuchara llorar- mamá tengo que colgar, debo prepararme para ir a comisaría.

-Claro hija, ya hablaremos otro día, estoy pensando en ir en navidad- le contó- y más ahora que sé que Lucas está también ahí, dile por favor que me llame.

-Se lo diré- contestó Sara controlando las lágrimas- adiós mamá.

-Adió Sara, te quiero.

-Y yo.

Después de colgar el teléfono fue al baño para darse una ducha antes de ir a hacer la guardia. Decidió que la mejor forma de ir a la zona donde estaba el almacén era en metro, no podía permitirse coger un taxi a cada rato, así que se dirigió a la parada más cercana y tomó el metro que le llevaba a Queens. El metro de Nueva York era de todo menos aburrido para una mujer como ella a la que le encantaba observar e imaginar, vio a un chico tocando una guitarra al fondo del vagón y de repente recordó la canción que había escrito para Lucas hacia años, aún guardaba ese cuaderno entre sus cosas, con algunas otras canciones que había compuesto después de marcharse de España, como también la bola del mundo que el le había regalado una vez.


Flash Back

Sara entró en la barra de “los cachis” y dejó los libros sobre ella, se agachó buscando un trapo para limpiar las mesas y al levantarse tenía a Lucas en frente.

-Hola- saludó Lucas deseando que ella volviera a hablarle, no soportaba ver a Sarita tan distante con él.

-Hola- dijo Sara fríamente agachándose de nuevo.

-¿Estás estudiando...geografía?- preguntó él echándole un vistazo a los libros.

-Sí- contestó ella- mientras tú te dedicas a enrollarte con la psicóloga, yo me dedico a estudiar- puso todo el sarcasmo posible en sus palabras para dejarle claro que no había olvidado lo de Ruth, Lucas se sintió como un imbécil.

-Yo no me he enrollado con la psicóloga eh- mintió, Sara le miró con la ceja alzada dandole a entender que no colaba- bueno nos hemos dado un...par de besos- reconoció- pero eso es una tontería.

-Ya- dijo ella cabizbaja- sólo un par de besos- Lucas asintió- la misma tontería que conmigo ¿no?

-No- se apresuró a contestar Lucas recordando el sabor de sus labios, Sara dejó el trapo y se cruzó de brazos- no porque por ella no siento nada- Lucas se dispuso a irse después de haberlo confesado por fin y haber dejado a Sara perpleja.

-Lucas- lo llamó, él se volvió de nuevo hacia ella mirando de reojo la puerta de la cocina por si venía Lola, después se acercó de nuevo a la barra en la que ella se había apoyado- ¿sabes qué le regalaría yo a alguien de quién estuviese enamorada?- el escuchó atentamente- una bola del mundo.

-¿Una bola del mundo?- preguntó sorprendido, Sarita asintió.

-Para jugar con él a cerrar los ojos y hacerla girar, y señalar los sitios donde podríamos ir juntos- Lucas sonrió, Sara nunca dejaba de sorprenderle.

-Tú sí que sabes hacer regalos- dijo asintiendo.

-¿Sabes la cantidad de lugares dónde podríamos ser felices tu y yo?- le preguntó mirándole a los ojos- mira- Sara abrió el libro de geografía por la página donde estaba el mapa del mundo y señaló varias islas- aquí... y... aquí... y aquí.

-Ya- dijo Lucas intentando mantenerse cuerdo- pero nosotros estamos aquí- señaló Madrid- en San Antonio.

-Sólo se tardan doce horas en llegar al hemisferio sur- replicó ella con ojitos provocadores.

-Y en doce horas seguirías siendo menor de edad- le interrumpió Lucas.

-Dentro de un año cumplo los dieciocho- le recordó ella entonces.

-Dentro de un año, dos meses y seis días- concretó Lucas haciendo que Sara se quedara sin palabras, jamás hubiera pensado que Lucas llevara la cuenta de forma tan exacta, eso solo significaba que lo esperaba tanto como ella.

-Bueno- dijo bajando la mirada para no cometer la locura de besarle ahí en medio del bar- pero y cuando cumpla los dieciocho ¿qué? Seguiremos aquí en San Antonio y mi padre seguirá siendo mi padre y seguirá queriendo matarte si me pones una mano encima- Lucas negó con la cabeza.

-Eso no va a ser siempre así- dijo sin dejar de mirarla a sus ojos verdes.

-¿Me estás pidiendo que te espere?- preguntó Sara emocionada- pídemelo.

Lucas vio por el rabillo del ojo como Lola salía de la cocina, les estaba mirando y él se lo dio a entender a Sara con un movimiento de ojos y una pequeña sonrisa para luego alejarse de ella, que se había quedado con una sonrisa pintada en la cara.

Esa misma noche Sarita estaba barriendo un poco el suelo de los cachis tras la fiesta de cumpleaños de Mariano y mientras tanto, como siempre, pensaba en Lucas.

Lucas entró en el bar sigilosamente y al ver a Sara escondió el regalo que le había comprado tras la espalda, quería sorprenderla, cerró la puerta y se acercó lentamente.

-Cenicienta- la llamó bromeando, Sara se volvió sorprendida y contenta de verle- ya han dado las doce.

-Es que yo ni calabaza, ni carroza, ni hada madrina, ni nada- dijo ella sonriendo y apoyando la barbilla sobre el palo de la escoba, se quedaron unos segundos callados y Sara se dio cuenta de que escondía algo tras de sí- ¿qué es eso?

-¿El qué?- preguntó él haciéndose el tonto.

-Eso- señaló con la cabeza.

Lucas se acercó y sacó el regalo de detrás de la espalda.

-¿Esto? Esto es un regalo que tendrás que abrir dentro de un año, dos meses y cinco días- le contestó, ella soltó la escoba y le quitó el regalo de las manos para abrirlo.

Sara desenvolvió el papel de regalo y cogió la bola del mundo que había dentro, era preciosa, el regalo más hermoso que le habían hecho nunca, quizás porque significaba que Lucas estaba enamorado de ella y eso era lo que ella más deseaba. Se volvió hacia Lucas con la sonrisa que a él le alegraba la vida.

-Hasta dentro de un año, dos meses y cinco días- repitió ella- a ver si lo entiendo, esto es como una cartilla de ahorro y dentro de año y medio ¿te dan los intereses?

-Sí, algo así- asintió él divertido por sus palabras, Sara volvió a sonreír y puso la bola en la mesa.

-A mí es que lo de ahorrar nunca se me ha dado bien- Lucas rió- yo me lo fundiría todo en un segundo- confesó desando besarle más que nunca, Lucas entendió lo que quería decir porque él también se moría por volver a besarla- cierra los ojos- él la miró sin entender- ciérralos- él obedeció y los cerró- dame tu dedo- le tomó la mano y se acerco a la bola- a ver donde nos llevan mis ahorros.

Sara hizo girar la bola y con el dedo de Lucas la detuvo. Él abrió los ojos y miró donde había parado.

-Madagascar, África - dijo Sara riendo- me gusta.

-¿Te gusta?

-Sí- contestó- pero no se si podríamos, ¿sabes que me ha dicho mi madre?- él negó con la cabeza y ella se puso seria- que la pistola no registrada de mi padre la guarda ella en la mesilla de noche.

-Ya- asintió el agachando la mirada- ¿la star automática no?- Sara no pudo controlar la risa ante la cara de susto de Lucas- ¿de qué te ríes?

-Que es broma- dijo aun riendo.

-La madre que te parió- murmuró Lucas mirando arriba, ella siguió riendo.

-Que no, que me ha dicho que ella entiende que tú y yo...-se calló- bueno que ella ya no va a ser un problema- le explicó recordando la conversación con su madre.

-¿En serio?- preguntó Lucas sorprendido, Sarita asintió.

Entonces se volvieron a mirar a los ojos y Sara ya no tuvo más ganas de contenerse, quería besar a Lucas, estaba feliz y quería besarle, así que se acercó lentamente, cerró los ojos y puso sus labios con suavidad en los de Lucas.

Lucas quería besarla, por supuesto, pero no podía dejar de ver la cara de Paco, así que puso sus manos en la cara de Sara y la separó lentamente, vio como ella bajaba la mirada algo triste.

-Todavía está tu padre- le recordó, pero al ver la tristeza en los ojos de Sara recapacitó- pero bueno un...digo yo que un beso así en la comisura tampoco es una cosa...¿no?

-Es como pedir un adelanto- contestó ella recuperando la sonrisa.

-Claro- asintió él.

-En caso de urgencia se puede pedir un adelanto- Lucas sonrió.

Sara volvió a acercarse hasta juntar sus labios de nuevo, esa vez Lucas le correspondió y cedió un poco, pero no mucho, el beso duro lo justo para calmar las ganas, pero Lucas volvió a separarla sintiéndose otra vez mal por Paco.

-Para- susurró tomando su cara- que te vas a fundir los ahorros de un año ¿eh?- Sara cerró los ojos sonriendo, a Lucas le dolía el pecho de tenerla tan cerca y no poder besarla como quisiera, controlarse con Sara era muy difícil, pero aún así le dio un beso en la frente aspirando el olor de su pelo y controlando el dolor que le provocaba tener que separarse de su niña.

Después se fue alejando lentamente hasta que se dio la vuelta y se dirigió a la puerta, mirándola una última vez y sintiendo que ya la echaba de menos.

Sara se quedó de pie junto a la bola del mundo, embriagada de amor por Lucas y feliz de que él hubiera aceptado por fin que también estaba enamorado de ella.

Fin del Flash Back

Sara bajó del metro en una calle cercana al almacén, la noche era fría y húmeda, fue caminando hasta un gran furgón negro en el que sabía que estaría Lena con el otro agente. Llamó dos veces a la puerta de metal y poco después esta se abrió dejándola ver a un chico de 18 años más o menos, pelirrojo y con pecas. A la mente de Sara vino la imagen de Kike, uno de los agentes de la comisaría de San Antonio.