martes, 23 de agosto de 2011

6 de Noviembre de 2010/ Parte VI


Hola- saludó.

-Tú debes ser la subinspectora Miranda ¿no?- preguntó el chico, Sara asintió sonriendo- yo soy el agente Ron Humprey, a tus ordenes.

-Encantada Ron- dijo alargando la mano, el chico la ayudo a subir al furgón- pero puedes llamarme Sara.

-Vale- el chico se encogió de hombros y se sentó de nuevo junto a Lena.

-Hola Sara- dijo la chica sin dejar de mirar los monitores que retransmitían en directo lo que pasaba en la puerta del almacén.

-Hola Lena- contestó tomando asiento junto a ella, soltó la pistola en un lado y observó los monitores- bonito equipo.

-Lo ha financiado la Interpol para casos como este- le informó Ron.

-¿Qué tal la tarde? ¿algo sospechoso?

-Nada- Lena se echó hacia atrás en la silla y bostezó- estoy muerta y aquí no aparece nadie.

-¿Hay cámaras dentro del almacén?- preguntó de pronto.

-¿Dentro?- preguntó Ron sorprendido- no, claro que no.

-¿Por qué?- volvió a preguntar.

-¿Cómo que por qué?- intervino Lena- porque no se puede entrar ahí.

-Sí que se puede- corrigió Sara.

-¿Tienes la llave o qué?- Lena estaba contrariada con las preguntas de Sara, era obvio que no se podía entrar, la puerta permanecía cerrada a no ser que entrara alguna furgoneta.

-No, pero se puede entrar por el ventanal- dijo señalando hacia la parte alta del almacén donde había un gran ventanal, la escalera de incendios permitía llegar hasta él con relativa facilidad.

Lena y Ron siguieron la dirección del dedo de la subinspectora y luego se miraron entre ellos.

-¿Y luego qué?- preguntó Lena- ¿Saltamos hacia dentro del almacén desde esa altura?

Sara estudió las posibilidades por unos segundos, era experta en buscar alternativas y sobre todo si eran arriesgadas, eso era lo que le gustaba de su trabajo.

-Sería cuestión de encontrar una buena cuerda- explicó- uno de nosotros se quedaría fuera y la amarraría a la escalera y otro bajaría usándola.

Lena meditó las palabras de Sara, era un buen plan, sin duda, pero era arriesgado, el que entrara se arriesgaba a que le pillaran dentro del almacen porque en realidad nadie sabía si dentro había alguien en esos momentos.

-Es muy arriesgado Sara- concluyó Lena- podrían pillarnos dentro del almacén.

-Entraré yo- dijo Sara viendo claro su plan- es necesario saber qué hay dentro de ese almacén y poner una cámara para tener pruebas del posible intercambio.

-Subinspectora, con todo el respeto- intervino Ron- creo que para eso necesitaríamos el consentimiento del inspector Fernández.

Sara lo pensó unos segundos, probablemente sería lo más sensato pedirle permiso a Lucas sobre eso, pero tenía la sospecha de que él no permitiría que ella entrara, así que tomó una decisión.

-No hay tiempo, debemos actuar antes de que llegue Sokolov- explicó a los dos agentes perplejos- estoy segura de que el inspector Fernández estará de acuerdo en que esto es necesario.

Ron y Lena volvieron a mirarse y se encogieron de hombros, al fin y al cabo, Sara era su superior, el plan era muy bueno y no había tiempo que perder.

-De acuerdo- dijo Lena al fin- creo que en la parte delantera del furgón hay una cuerda de unos diez metros, yo iré contigo para asegurar la cuerda y esperaré a que salgas.

-No- corrigió Sara antes de pasar a la parte delantera para coger la cuerda- aseguraras la cuerda y volverás aquí con Ron, llevaré un micrófonos para comunicarme con vosotros.

-Subinspectora- volvió a intervenir el pelirrojo- sólo veo un problema.

-¿Cuál?- Sara volvió a la parte trasera con la cuerda en la mano.

-¿Cómo va a salir luego del almacén?- Lena miró a Sara expectante, no se le había pasado por la cabeza ese detalle pero esperaba que a ella sí.

-Usare la misma cuerda- contestó- en Chicago me entrenaron para escalar paredes con una parecida a esta.

-Vaya- murmuró Lena asombrada.

Sara preparó todo a conciencia con los dos agentes, buscaron la forma de colocar los micrófonos y encontraron una microcámara para instalarla dentro del almacén, repasaron el plan y finalmente Lena y ella salieron del furgón en dirección al edificio. El almacén estaba de esquina y la escalera de incendio quedaba oculta a cualquiera que se pusiera en la puerta principal, pero aún así Ron tenía ordenes de avisar si cualquier coche se acercaba a la entrada.

Sara subió las escaleras seguida de Lena, al llegar arriba hicieron varios nudos con la cuerda en la baranda y la lanzaron hacia dentro del almacén.

-Sara ten mucho cuidado- le advirtió Lena- no sabemos si ahí dentro hay alguien.

-Descuida- dijo con una sonrisa- vuelve con Ron en cuanto notes que afloja la cuerda, te mantendré informada.

-A tus ordenes- contestó la morena.

A Sara no le fue nada difícil llegar al suelo del almacén, estaba en forma porque salía a correr a menudo y había realizado esa práctica muchas veces en la academia. El almacén estaba a oscuras, la única iluminación era la luz de las farolas que se filtraban por los altos ventanales. Había un sinfín de estanterías y cajas por todas partes, no parecía haber nadie por allí, así que con la pistola en la mano y mucho cuidado se dirigió a las estanterías.

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Lucas había ido a su apartamento después acabar con las dianas de la sala de tiro, se había dado una ducha para relajarse y despejar la mente y después de cenar algo se dirigió al almacén, cuando aparcó el coche en una de las calles cercanas eran solo las diez de la noche, pero no estaba dispuesto a seguir dando vueltas por su piso como si estuviera enjaulado.

Llamó dos veces a la puerta del furgón y Lena le abrió la puerta. En cuanto vio la sorpresa en la cara de la agente supo que algo pasaba.

-Buenas noches- saludó subiendo al furgón, Ron tenía la misma cara de sorpresa así que frunció el ceño- ¿qué coño pasa? ¿dónde está la subinspectora Miranda?- Sara era de las que llegaba tarde al colegio, así que esperaba que no llevara una hora de retraso.

-En el almacén- contestó Lena que había tapado el micrófono por el que se estaba comunicando con Sara.

-¡¿Qué?!- exclamó Lucas con los ojos muy abiertos.

-Ha entrado para colocar una cámara- explicó Ron levemente encogido ante la rabia en los ojos de Lucas.

Lucas se quedó alucinado por unos segundos, Sara había entrado al almacén sin ni siquiera consultarle, sentía como la sangre le ardía por dentro. No quiso imaginarse como demonios había conseguido entrar en el edificio, era Sara y al fin y al cabo no había cambiado tanto. Seguía estando jodidamente loca. Miró la mano de Lena sobre uno de los micrófonos y supo que Sara llevaba otro.

-Aparta- le ordenó a Lena colocándose delante del aparato- ¡Sara!- exclamó.

Sara paró en seco al oír la voz de Lucas a través del micro, estaba a punto de terminar de instalar la cámara.

-¿Qué?- preguntó en inglés, sabiendo que los demás estarían escuchando.

-Estás como una puta cabra, Sara- contestó Lucas también en inglés, Lena frunció el ceño ante la familiaridad con la que se dirigía a la chica- sal de ahí ahora mismo.

-Estoy terminando de instalar la cámara- le informó siguiendo con la labor.

-¡Ni cámara ni leches!- le volvió a gritar- te quiero fuera en cinco minutos.

-No he entrado para nada- Sara sabía que Lucas podía abrirle un expediente por indisciplina, pero le dio igual- tardo dos minutos en terminar.

Lucas se llevó las manos a la cabeza, definitivamente Sara no había cambiado y su principal objetivo seguía siendo volverlo loco de remate.

-Inspector- le llamó Ron alarmado, Lucas le miró con la desesperación en la mirada- mire.

Lucas siguió la mirada del chico hasta ver en uno de los monitores como dos coche de alta gama llegaban a la puerta del almacén a la misma vez que la cámara que Sara había instalado comenzaba a transmitir imágenes. Lucas entró en pánico.

-Acerca la cámara Humprey- ordenó, este lo hizo inmediatamente y los tres vieron como de un coche bajaba Nikolay Sokolov acompañado de uno de sus hombres y de otro un desconocido enchaquetado con otro gorila, se dirigían a la puerta del almacén.

A Lucas se le aceleró el pulso, Sara estaba en peligro.

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