lunes, 12 de septiembre de 2011

7 de Noviembre de 2010/ Parte 1


Esa mañana a Sara le costó tanto trabajo levantarse como le costó quedarse dormida la noche anterior, aunque había intentado por todos los medios no pensar en el hecho de que Lucas volvía a ser parte de su vida, no había podido evitar recordar tantos momentos vividos junto a él cuando después de darse una ducha se metió en su nueva y espaciosa cama.

-Sara- la llamó Lena abriendo lentamente la puerta de su habitación- he preparado café y tostadas ¿vienes?

-Sí, ahora mismo- contestó incorporándose- gracias Lena, eres la mejor compañera de piso que he podido encontrar.

-Lo sé- dijo la morena divertida antes de salir de la habitación.

Sara se levantó, se vistió con vaqueros, botas y un jersey gris, dejo su pelo suelto y cogió la placa y la pistola antes de salir a la sala, donde Lena ya estaba desayunando mientras veía las noticias. Fue a la cocina a prepararse su colacao calentito y se sentó en la mesa junto a su compañera.

-Ha salido lo de Sokolov- informó Lena mientras Sara untaba mermelada en un trozo de pan- desde aquí el enfado de Lucas me acojona mucho más.

-¿Qué enfado?- Sara aún estaba algo dormida esa mañana.

-Oh venga ya- exclamó Lena asombrada- tendrías que haberle visto cuando le dije que habías entrado, en los años que lleva aquí no le había visto nunca tan fuera de sí y mira que es de esos que se enfada fácilmente.

-Pues no sé- se encogió de hombros haciéndose la tonta- supongo que le molestó que entrara sin su consentimiento.

-Eso será- aceptó Lena volviendo a mirar a la pantalla.

-¿Cuánto tiempo hace que el inspector Fernández trabaja en esa comisaría?- preguntó Sara intentando sacar en claro algo de lo que había pasado en la vida de Lucas en esos cuatro años, tendría que arreglárselas de alguna forma porque jamás se lo preguntaría a él.

-Dos años- contestó Lena- vino recomendado por la Interpol, al parecer había participado en una misión muy arriesgada en España y necesitaba salir y trabajar fuera de Europa para protegerse a sí mismo y a su hermana pequeña.

-¿Su hermana pequeña?- Sara se sorprendió más de lo que sería normal ante la mención de Carlota y Lena lo notó, pero lo dejó correr- ¿vive con él?

-No, la chica está estudiando en Washington- le contó- pasa con Lucas las vacaciones y algunos fines de semana, creo que tiene más o menos tu edad, quizás un año o dos menos- se quedó pensativa- Lucas es mucho mayor que ella.

Y mucho mayor que yo” pensó Sara, ese ha sido siempre el problema. Ahora Sara tenía 22 años y Lucas 38, y aunque ella se consideraba bastante más madura que cuatro años atrás, era obvio que la gente la seguía viendo como una chiquilla al lado de Lucas.

-¿Entonces Lucas vive sólo?- no se imaginaba a Lucas viviendo sólo, en su memoria Lucas vivía con Mariano, o incluso con Silvia si echaba la vista aún más atrás.

Lena la miró durante unos imperceptibles segundos en silencio, desde pequeña había sido observadora, y aunque era normal que una persona se interesara por el que iba a ser su jefe a partir de entonces, le pareció extraña la actitud interesada pero a la vez indiferente de Sara hacia la vida del inspector.

-No, bueno ahora sí- contestó al fin apartando las paranoias de su mente, tantos meses de investigaciones difíciles le estaban pasando factura- lleva meses viviendo con una periodista francesa, Valérie, pero ahora ella está pasando unos meses en Canadá y se ven cuando pueden.

Sara se dio cuenta de que se había quedado con la taza del colacao parada justo delante de sus labios y se apresuró a beber un sorbo que le diera unos segundos para asimilar las últimas palabras de Lena. Lucas estaba viviendo con una mujer, y no sabía porque se sorprendía tanto cuando ella había estado incluso prometida con Dex, pero lo cierto era que le sorprendía y en el fondo también le molestaba que él hubiera sido capaz de rehacer su vida. Se sintió algo egoísta al darse cuenta de eso, pero nunca se engañaría a sí misma. Imaginarse a Lucas con una francesa de cara angelical y sonrisa seductora le hizo sentirse de nuevo como la Sara de 13 años que quería correr a su habitación a llorar cada vez que lo veía con su tía Silvia.

-¡Sara!- gritó Lena agitando la mano delante de ella para que reaccionara.

-¿Qué?- preguntó saliendo de sus recuerdos.

-Te has quedado como ida- dijo levantándose para recoger las cosas de la mesa, no le apetecía otra bronca de Lucas por llegar tarde- anda vamos a darnos prisa o Lucas nos usará de diana en la sala de tiro.

Sara rió ante el temor casi irracional que le tenía Lena a Lucas, aunque después pensó que para cualquiera que no le conociera tanto como ella le conocía, Lucas Fernández debía parecer uno de esos polis duros y algo locos que no percibe los sentimientos de los demás. Sin embargo, ella sabía cuán cariñoso y comprensivo podía ser y cómo podía llegar a arriesgar su vida por las personas a las que quería.

Llegaron a comisaría cuando ni siquiera Cristine había aparecido por allí, así que Lena le estuvo enseñando las demás partes de la comisaría y después ambas fueron a una de las salas de tiro y estuvieron practicando durante un rato.

-Voy a bajar a ayudar a Peter con el informe de ayer- dijo Lena quitándose las gafas y los cascos de protección- ¿te quedas aquí?

-Sí- dijo Sara- necesito soltar adrenalina, esto del traslado me ha tenido un poco presionada.

-Claro- asintió la morena- te veo luego jefa.

-Leeeena- la regañó por llamarla así, pero Lena no le hizo caso y salió de la sala de tiro riendo.